Lectura del 25 de Agosto


Primera opción

Primera lectura

II Tesalonicenses 2:1-3, 14-17
1 Por lo que respecta a la Venida de nuestro Señor Jesucristo y a nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos,
2 que no os dejéis alterar tan fácilmente en vuestro ánimo, ni os alarméis por alguna manifestación del Espíritu, por algunas palabras o por alguna carta presentada como nuestra, que os haga suponer que está inminente el Día del Señor.
3 Que nadie os engañe de ninguna manera. Primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el Hombre impío, el Hijo de perdición,
14 Para esto os ha llamado por medio de nuestro Evangelio, para que consigáis la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
15 Así pues, hermanos, manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de viva voz o por carta.
16 Que el mismo Señor nuestro Jesucristo y Dios, nuestro Padre, que nos ha amado y que nos ha dado gratuitamente una consolación eterna y una esperanza dichosa,
17 consuele vuestros corazones y los afiance en toda obra y palabra buena.

Salmo responsorial

Salmo 96:10-13
10 Decid entre las gentes: «¡Yahveh es rey!» El orbe está seguro, no vacila; él gobierna a los pueblos rectamente.
11 ¡Alégrense los cielos, regocíjese la tierra, retumbe el mar y cuanto encierra;
12 exulte el campo y cuanto en él existe, griten de júbilo todos los árboles del bosque,
13 ante la faz de Yahveh, pues viene él, viene, sí, a juzgar la tierra! El juzgará al orbe con justicia, a los pueblos con su lealtad.

Evangelio

Mateo 23:23-26
23 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque sin descuidar aquello.
24 ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!
25 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña e intemperancia!
26 ¡Fariseo ciego, purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura!

Segunda opción

Primera lectura

Isaías 58:6-11
6 ¿No será más bien este otro el ayuno que yo quiero: desatar los lazos de maldad, deshacer las coyundas del yugo, dar la libertad a los quebrantados, y arrancar todo yugo?
7 ¿No será partir al hambriento tu pan, y a los pobres sin hogar recibir en casa? ¿Que cuando veas a un desnudo le cubras, y de tu semejante no te apartes?
8 Entonces brotará tu luz como la aurora, y tu herida se curará rápidamente. Te precederá tu justicia, la gloria de Yahveh te seguirá.
9 Entonces clamarás, y Yahveh te responderá, pedirás socorro, y dirá: «Aquí estoy.» Si apartas de ti todo yugo, no apuntas con el dedo y no hablas maldad,
10 repartes al hambriento tu pan, y al alma afligida dejas saciada, resplandecerá en las tinieblas tu luz, y lo oscuro de ti será como mediodía.
11 Te guiará Yahveh de continuo, hartará en los sequedales tu alma, dará vigor a tus huesos, y serás como huerto regado, o como manantial cuyas aguas nunca faltan.

Salmo responsorial

Salmo 112:1-9
1 ¡Aleluya! ¡Dichoso el hombre que teme a Yahveh, que en sus mandamientos mucho se complace!
2 Fuerte será en la tierra su estirpe, bendita la raza de los hombres rectos.
3 Hacienda y riquezas en su casa, su justicia por siempre permanece.
4 En las tinieblas brilla, como luz de los rectos, tierno, clemente y justo.
5 Feliz el hombre que se apiada y presta, y arregla rectamente sus asuntos.
6 No, no será conmovido jamás, en memoria eterna permanece el justo;
7 no tiene que temer noticias malas, firme es su corazón, en Yahveh confiado.
8 Seguro está su corazón, no teme: al fin desafiará a sus adversarios.
9 Con largueza da a los pobres; su justicia por siempre permanece, su frente se levanta con honor.

Evangelio

Mateo 22:34-40
34 Mas los fariseos, al enterarse de que había tapado la boca a los saduceos, se reunieron en grupo,
35 y uno de ellos le preguntó con ánimo de ponerle a prueba:
36 «Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?»
37 El le dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.
38 Este es el mayor y el primer mandamiento.
39 El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
40 De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas.»

Tercera opción

Primera lectura

Sabiduría 10:10-14
10 Ella al justo que huía de la cólera de su hermano le guió por caminos rectos; le mostró el reino de Dios y le dio el conocimiento de cosas santas; le dio éxito en sus duros trabajos y multiplicó el fruto de sus fatigas;
11 le asistió contra la avaricia de sus opresores y le enriqueció;
12 le preservó de sus enemigos y le protegió de los que le tendían asechanzas; y le concedió la palma en un duro combate para enseñarle que la piedad contra todo prevalece.
13 Ella no desamparó al justo vendido, sino que le libró del pecado;
14 bajó con él a la cisterna y no le abandonó en las cadenas, hasta entregarle el cetro real y el poder sobre sus tiranos, hasta mostrar mentirosos a sus difamadores y concederle una gloria eterna.

Salmo responsorial

Salmo 89:8, 12, 20, 22, 27-28
8 Dios temible en el consejo de los santos, grande y terrible para toda su corte.
12 Tuyo es el cielo, tuya también la tierra, el orbe y cuanto encierra tú fundaste;
20 Antaño hablaste tú en visión a tus amigos, y dijiste: «He prestado mi asistencia a un bravo, he exaltado a un elegido de mi pueblo.
22 mi mano será firme para él, y mi brazo le hará fuerte.
27 «El me invocará: ¡Tú, mi Padre, mi Dios y roca de mi salvación!
28 Y yo haré de él el primogénito, el Altísimo entre los reyes de la tierra.

Evangelio

Lucas 19:12-19
12 Dijo pues: «Un hombre noble marchó a un país lejano, para recibir la investidura real y volverse.
13 Habiendo llamado a diez siervos suyos, les dio diez minas y les dijo: «Negociad hasta que vuelva.»
14 Pero sus ciudadanos le odiaban y enviaron detrás de él una embajada que dijese: «No queremos que ése reine sobre nosotros.»
15 «Y sucedió que, cuando regresó, después de recibir la investidura real, mandó llamar a aquellos siervos suyos, a los que había dado el dinero, para saber lo que había ganado cada uno.
16 Se presentó el primero y dijo: «Señor, tu mina ha producido diez minas.»
17 Le respondió: «¡Muy bien, siervo bueno!; ya que has sido fiel en lo mínimo, toma el gobierno de diez ciudades.»
18 Vino el segundo y dijo: «Tu mina, Señor, ha producido cinco minas.»
19 Dijo a éste: «Ponte tú también al mando de cinco ciudades.»

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